tres personas en una mesa, mirando una tableta

Los profesores de administración de empresas, P. Christopher Earley y Elaine Mosakowski, definen la inteligencia cultural como “la capacidad aparentemente natural de un extranjero para interpretar gestos desconocidos y ambiguos de alguien, igual que lo harían los compatriotas de esa persona”.  

En pocas palabras, la inteligencia cultural, a veces denominada CQ o “coeficiente cultural”, es la capacidad de relacionarse con personas de otras culturas. No significa meramente hablar el idioma. Se trata más de empatizar y trabajar activamente para comprender las costumbres y las normas de culturas ajenas a la propia. Es una habilidad social extremadamente valiosa en un mundo cada vez más globalizado y que las empresas deberían tratar de desarrollar en sus empleados y líderes.i

Algunas personas poseen una habilidad innata para asimilar otras culturas, pero para otras es un paso más difícil. Se basa en una variedad de factores, entre los que se incluyen la educación y los rasgos de personalidad. No obstante, independientemente de tu inclinación natural, la inteligencia cultural se puede aprender. Un gran puntapié es definir tu coeficiente cultural. 

Hay muchas evaluaciones disponibles en línea para medir el CQ. Al igual que con una prueba de coeficiente intelectual, la inteligencia cultural se califica mediante una escala. Las preguntas apuntan a establecer el nivel de un individuo en cuatro áreas clave:

  • Impulso: motivación para desarrollarse en entornos culturalmente diversos.
  • Conocimiento: comprensión de las diferencias y similitudes entre culturas. 
  • Estrategia: sentido de autoconciencia a través de una interacción multicultural.
  • Acción: capacidad de recurrir a diferentes conductas para diferentes interacciones. 

Determinar tus fortalezas y debilidades en esas áreas puede ayudar a que te focalices en dónde puedes mejorar tu inteligencia cultural. Y mejorar la inteligencia cultural puede tener una gran repercusión en tu negocio.ii

Inteligencia cultural en los negocios

La inteligencia cultural es una herramienta empresarial esencial para fines internos y externos. Internamente, la inteligencia cultural ayuda a los empleados de todos los niveles a entenderse mejor entre sí y, a su vez, a crear mejores resultados juntos. En el caso de una empresa con múltiples ubicaciones en diferentes ciudades, estados o países, la inteligencia cultural te prepara para trabajar de manera eficiente y respetuosa con colegas de diferentes orígenes. Los líderes empresariales deben aprovechar la inteligencia cultural para ayudar a sus empleados a crecer y desarrollarse resaltando los atributos únicos que fortalecen a cada empleado.iii

Desde una perspectiva externa, la inteligencia cultural es imprescindible. Tus clientes pueden provenir de diversas clases sociales o incluso de culturas completamente diferentes. Recurre a la inteligencia cultural para ayudarlos a lograr sus objetivos haciendo negocios contigo de una manera que se perciba cordial y respetuosa. Tus clientes responderán de manera más positiva cuando los negocios se lleven a cabo de manera tal que puedan identificarse porque generará menos tensión para ellos.

Para ver un ejemplo de cómo la inteligencia cultural, o la falta de ella, puede propiciar o perjudicar una interacción comercial, lee este caso de estudio del programa de Maestría de Estudios Avanzados en Comunicación Intercultural de la Universitá della Svizzera Italiana. Se analiza lo fácil que es hacer presunciones falsas a raíz del propio sesgo cultural y se destaca cómo la aplicación de la inteligencia cultural y la empatía podrían haber ayudado a que una interacción comercial fuera mucho más fluida.

Ejemplos de inteligencia cultural

Es fácil ver por qué las grandes corporaciones multinacionales deben perfeccionar su inteligencia cultural, pero ¿cómo se relaciona esto con las pequeñas empresas? La verdad es que se utiliza en cada interacción que tienes. Tus clientes, empleados e incluso proveedores podrían tener un origen cultural distinto al tuyo. Reconocer eso y aplicar la inteligencia cultural a las interacciones con ellos propiciará un lugar de trabajo mucho más positivo, y resultados comerciales mucho mejores.

Por ejemplo, si tienes un proveedor con sede en España, es posible que te sientas frustrado por no poder comunicarte con él en ciertas horas en las que esperarías poder hacerlo. Parece que durante el horario habitual de la mañana, aproximadamente de 8:00 a. m. a 11:00 a. m., no puedes comunicarte con nadie allí. Es posible que te sientas frustrado por la falta de respuesta, porque para ti, ese horario (de 2:00 p. m. a 5:00 p. m. en España) es un horario laboral perfectamente normal. Sin embargo, luego de investigar un poco más, descubrirás que en ese horario es la hora de la siesta en España, y muchas empresas respetan ese momento durante el día para relajarse o brindar un almuerzo más largo. Teniendo eso en cuenta, aprendes a comunicarte con tu proveedor en otro horario cuando sabes que es más probable que esté en el trabajo. Este es un ejemplo muy simple de cómo la inteligencia cultural básica puede ahorrarte un dolor de cabeza por preocuparte por qué un proveedor podría no estar respondiendo.

Por otro lado, la falta de inteligencia cultural puede provocar una ofensa en las personas o, en general, la imposibilidad de llevar a cabo tu negocio en todo su potencial. Por ejemplo, puedes contratar a un empleado que haya vivido y trabajado en otra región antes de trabajar para ti. Es posible que te sientas molesto por sus gestos y percibas que no encaja bien en la cultura porque su forma de comportarse no te resulta familiar. Y aunque puede hacer muy bien su trabajo, ambos sentirán la tensión en su relación. Si ambas partes involucradas no practican la inteligencia cultural, es probable que el empleado deje la empresa por otra en la que se sienta más cómodo. Y así, la empresa pierde talento valioso y una perspectiva diversa que podría haberla fortalecido a largo plazo.

Cómo mejorar la inteligencia cultural en tu negocio

Mejorar tu inteligencia cultural debe ser una elección activa. Y, en realidad, nunca dejarás de aprender. El mundo se está convirtiendo en una comunidad cada vez más global, incluso dentro del sector de las pequeñas empresas. Las empresas que no practican la inteligencia cultural pueden verse rezagadas, ya que los clientes prefieren productos o servicios de empresas que brindan una experiencia más empática.iv

Hay muchos cursos disponibles que pueden capacitarte formalmente para perfeccionar tu inteligencia cultural y tu apertura ante diferentes culturas. No obstante, también es algo que puedes comenzar a practicar por tu cuenta. Estas son tres ideas que te ayudan a comenzar: 

  1. Comprender tu historia cultural. Examinarte a ti mismo y de dónde vienes te ayudará a identificar tus propios sesgos. Ser consciente de tus sesgos culturales te ayudará a moldear la forma en que interactúas con otras culturas. 
  2. Viajar, incluso si es solo a un estado o ciudad diferente. Hablar con personas y experimentar culturas distintas a la propia aumentará tu nivel de comodidad con otras culturas y te hará apreciar más las fortalezas que el pensamiento diverso puede aportarles a tu negocio y a tu vida.ii
  3. Leer uno de los muchos libros escritos sobre el tema. Al igual que cualquier otra habilidad, la inteligencia cultural se puede mejorar a través del estudio. Como tema de investigación durante casi 20 años, hay muchos libros que pueden servirte de guía en tu recorrido hacia la inteligencia cultural a través de la investigación y el testimonio de expertos. 

La inteligencia cultural te convertirá en un mejor empresario, impulsará tu negocio y hará que tus empleados se sientan más conformes en el lugar de trabajo. Y mejorar la inteligencia cultural comienza cuando simplemente te abres a nuevas experiencias. 

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